El reciente mundo del ciberespacio ha abierto nuevamente el debate acerca de lo “real” y lo “virtual”. ¿Hasta donde una identidad creada para un juego de Internet tiene correlación con la identidad cotidiana de una persona? ¿En qué medida lo que yo pueda hacer o dejar de hacer en la red es irreal? O en todo caso, ¿es irreal? En este contexto, analicemos algunas características de la virtualización que trabaja el matemático francés Paul Pierre Levy.

Como primera medida hace la distinción entre la “actualización” y la “virtualización”. Para comprender la primera hay que partir de los supuestos filosóficos que hablan de las potencialidades del ser: una persona o cosa tiene múltiples posibilidades de ser a futuro y su materialización posterior no será más que una de las resoluciones posibles para esa potencialidad.

Es básicamente uno de los principios aristotélicos, como podemos ver a continuación: “…la producción y «el llegar a ser» de los seres naturales es interna (inmanente) a ellos mismos: cada ser se realiza, opera y se desarrolla desde sí mismo y por sí mismo. Nada externo a la semilla hace que ésta se desarrolle y convierta en un árbol. Por eso, un árbol o una semilla es un ser natural y una mesa, hecha de la madera de ese árbol no lo es sino accidentalmente: solo en tanto en que es madera y no en tanto que es mesa.” Por eso, y siguiendo el ejemplo, podemos decir que la mesa es una actualización de la semilla, ya que si bien terminó siendo una mesa, también podría haber sido simplemente un árbol, una hoja de papel, etc.

Ahora bien, la virtualización se trata de una modificación en las identidades, de un cambio ontológico donde ya no hay una sola forma de resolver las potencialidades, no hay actualidad, sino que es una complejización de la realidad (no se opone a ella). Aquí estamos hablando de múltiples formas, múltiples resoluciones a las potencialidades, de un convivir con esa variedad y mutar constantemente.

Las novedades de la virtualización
¿Qué fue lo que hizo que haya un cambio en la percepción de la realidad? ¿Qué tiene lo virtual que no tenía lo actual?
Pues bien, Levy presenta tres características principales:

  • – Desterritorialización: Lo virtual rompe con las barreras geográficas y temporales. Nos permite transitar por lugares lejanos simplemente con entrar al Google Earth, leer diarios de España, Sudáfrica, Australia, etc. etc. Pero además, la virtualidad crea sus propios espacios, sus propios mundos si se quiere. Juegos como el Second Life permiten que los usuarios construyan sus casas, sus ciudades, sus vidas en última instancia; y si bien no hay una materialización de esos lugares, no por eso dejan de ser reales, más bien existen en esa realidad virtual (haciendo Control+clic en la imagen del Second Life se podrá ver un breve video del juego en YouTube).
  • A su vez, el tiempo también se modifica. Ahora, paradójicamente, el ahora convive (paradójicamente) con muchos tiempos pasados y futuros. Por ejemplo, el sencillo acto de mandar un mail supone una interacción entre dos personas que puede no ser en simultáneo: yo le escribo un correo electrónico ahora a mi mamá y ella recién lo lee mañana a la tarde, pero lo lee, y allí está la recepción de mi mensaje. El software de chat Messenger presenta en sus últimas versiones la posibilidad de que varios usuarios le dejen un mensaje escrito a una persona y ésta los lea recién cuando abre su Messenger, así sea un mes después y en una computadora ajena. Estas y otras sientas de situaciones más dan cuenta de esta desterritorialización en la que el aquí y el ahora se han separado.
  • -Efecto Moebius: La cinta de Moebius es una superficie de dos dimensiones con un solo lado por la cual, por ejemplo, se puede desplazar un objeto infinitamente. Esta concepción física es trabajada en la virtualidad para dar cuenta del constante ir y venir entre lo público y lo privado que se produce allí. Al conectarse a la red un sujeto se pone inmediatamente en contacto con millones y millones de computadoras en el mundo que tienen tanto acceso a los distintos lugares del ciberespacio como él y con las que incluso puede compartir archivos, dialogar (mediante chat por ejemplo) y demás. Pero a la vez, esa misma persona tiene la posibilidad de construir un espacio privado donde recibe correos electrónicos, guarda sus fotos, sube videos, etc. En esos casos, utiliza una cuenta propia y una contraseña que le permite (en teoría) ser el único en poder ingresar allí. Ahora bien, el efecto Moebius vuelve una vez más cuando esa persona puede, al mismo tiempo, compartir ese espacio con los demás, y así tenemos ejemplos como los de los floggers que hacen cuentas en páginas donde pueden “colgar” sus fotos y mostrárselas a sus contactos.
  • A la vez, mientras que se pasa de lo público a lo privado, también se puede pasar de un mundo “real” a uno virtual. Y entendamos en este caso lo real como lo cotidiano, lo materializado fuera del ciberespacio. Así, podemos ver por ejemplo que mientras una persona está navegando y revisando su cuenta de correo electrónico, puede al mismo tiempo estar jugando un juego de simulación donde tiene una vida completamente diferente, incluso hasta con otro sexo.
  • -Colectivización: Tiene que ver con los dos aspectos señalados anteriormente y con una convivencia permanente con millones y millones de personas en el mundo con las que además interaccionamos de una u otra forma. En Internet casi todo es compartido e incluso en el ámbito informativo el conocido paradigma de que “me copien lo menos posible”, de la originalidad, ha dado lugar a una concepción de multiplicación y de “aparecer citado en muchos lugares”. Se relaciona precisamente con fluir dentro de ese enmarañado mundo virtual. Fijémonos sino cómo el texto original de www.rock.com.ar acerca del bajista Javier Malosetti fue “refritado” en otra página web.


Además, hay espacios construidos por los propios usuarios. La enciclopedia Wikipedia, por caso, tiene la opción de que cualquier persona pueda escribir y postear datos acerca de un tema o personaje en particular, aportándole así más elementos a un texto (aunque de todas formas hay cierto control). Otro ejemplo de la colectivización tiene que ver, además, con un fenómeno de resistencia al mercado televisivo del fútbol en Argentina. En Justin.tv cualquier persona puede “loggearse” y armarse un canal por donde re-transmitir imágenes audiovisuales, incluso tomadas desde la televisión. Así, por ejemplo, en http://es.justin.tv/fenixuy uno puede ver los partidos del torneo local habitualmente codificados (por los que hay que pagar para ver), pero en forma gratuita y en vivo.

La virtualización, entonces, ha cambiado la realidad, que pasó de lo actual a lo virtual. Se trata de una esencia múltiple, compleja, conflictiva y fluctuante. Un lugar donde el espacio y el tiempo se dividieron, donde lo público y lo privado están entrelazados en un constante ir y venir. Una complejización que, aún, tiene mucho por ser estudiada.